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Mostrando entradas de 2022

AL RIES Y SUS 22 LEYES

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  El pasado 7 de octubre falleció Al Ries, un hecho que pasó casi inadvertido en el mundo del marketing digital. En el 2005 compré su libro “La caída de la publicidad y el auge de las relaciones públicas”, donde hacía trizas a los publicistas. Él ya era una autoridad en el tema, era el creador del concepto del POSICIONAMIENTO, donde analizaba de manera escalofriante la mente de los consumidores y cómo las marcas podríamos aprovecharnos de ello. Por si fuera poco había dictaminado cuáles eran las 22 leyes INMUTABLES del marketing (1993), un libro que por años y años fue un obligado en las escuelas de publicidad y mercadotecnia. Todo ello avalado con profundas investigaciones y con una incansable labor como CONSULTOR para las grandes marcas mundiales. Pero un maldito día le perdí la pista, llegó una nueva ola de consultores o coaches, el mundo de la publicidad cómo la conocíamos se transformó; pero sus libros seguían en mi biblioteca. Hoy me entero de su fallecimiento hace unas semanas y

¿Romperemos el mito de la escasez de lectores?

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Ya viene la Feria del Libro en la UAT Tampico.  Se llama Feria Universitaria del Libro UAT 2022, del 24 al 30 de octubre,a realizarse en el gimnasio olímpico de la universidad, campus Tampico. Y después de ver su programación, es sin duda la feria que nunca habíamos tenido en la zona y que nos hacía mucha falta.  Desde hace algunos años el concepto de las ferias del libro ha cobrado un auge inusitado, son verdaderos monstruos de la cultura mezclada con mercadotecnia y espectáculo. Así de pronto recuerdo las ferias internacionales del libro en Guadalajara, Monterrey y las del Zócalo y del Palacio de Minería en la Ciudad de México; pero seguro hay muchas más. En todas ellas se rompe el mito de la escasez de lectores, pues todas atraen multitudes, saturan aerolíneas, colapsan reservaciones en hoteles y vuelven un infierno el tráfico citadino.  Lo que destaca de nuestra FUL es que cumple con casi todo el estándar de las ferias actuales, lo principal es que vengan las editoriales. Para come

200 mil libros de Redacción sin dolor

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En 1994 me encontré con el título Redacción sin dolor. Algo había en ese dicho que llamó mi atención. Tomé el ejemplar del estante y comencé a leer, el autor decía que escribir con corrección sí es importante. Pero lo que me cautivó fue su comentario de “cualquiera puede lograr una buena ortografía si se lo propone”. Es decir: cualquiera, hasta yo.  Llevé el libro a mi casa y devoré el capítulo de los acentos. ¡Por fin! Ahora ya entendí, ya entendí todo el asunto de la acentuación. Y seguí leyendo sobre la estructura de las oraciones y de lo complejo del gerundio.  Con el tiempo encontré otros libros de Sandro Cohen. Por lo visto pretendía abarcar todo lo relacionado al lenguaje escrito: Guía esencial para aprender a redactar, Los 101 errores más comunes del español y la Guía esencial para resolver dudas de uso y estilo.  Redacción sin dolor se siguió reeditando hasta llegar al 2021, en que encontré la sexta edición. En la cubierta señalaba claramente ¡160 mil ejemplares vendidos! Algo

Platicando de blues y del Karate Kid

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Yo estaba en la secundaria cuando llegó la nueva ola del heavy metal británico con dos bandas que me cautivaron: Judas Priest y Iron Maiden. Era 1982 y en Tampico circulaba mucho la revista Conecte que incluía poster gigante, y donde los colaboradores usaban un lenguaje de la onda. En esa revista reiteraban que las tocadas de rock de bandas internacionales estaban prohibidas, y las de bandas mexicanas estaban por lo menos proscritas.  Por eso me llamó la atención cuando anunciaban el festival de blues en el auditorio Nacional, con músicos gabachos, pero musicotes como Muddy Waters o Willie Dixon. Allí supe un poco de blues aunque no lo escuchaba todavía bien. Seguramente entre los discos de mis hermanos y familiares se colaban los acetatos de John Mayall, los primeros Rolling Stones u otros con fuerte estirpe blusera.  Pero en 1983 escuché en vivo una guitarra de blues en el Tec Madero, era Sergio Mancera con el Three Souls in My Mind, no era rock, menos heavy metal: era puro blues, y