LUGARES PARA TOCAR ROCK EN 1997


En 1997 tenía ya el grupo de rock Neblina Morada, en la guitarra Carlos Castillo, en el bajo yo y en la batería íbamos cambiando músicos. El primer sitio en que tocamos en el centro de Tampico fue en La Antigua, un negocio que se autodenominaba “cafebrería” pues combinaba lo que era una cafetería con libros y actividades culturales. Ubicado en la calle 20 de Noviembre era un lugar encantador, me hubiera gustado tocar más allí, pero el hecho más importante de La Antigua fue que allí conocimos a Sandra que con el tiempo se convertiría en nuestra baterista y esposa de Carlos, pero eso es otra historia.


En contra esquina de la plaza de la Libertad, en un segundo piso tocamos varias veces, era un lugar muy amplio (ya no recuerdo el nombre), el grupo tocaba en una tarima esquinada, lo que más me sorprendió de allí fue que una parte del techo se abría, como si fuera a salir una nave espacial, y de esta forma el grupo tocaba bajo las estrellas. El bar Ja-Ja fue un lugar especializado en la comedia, en la calle Díaz Mirón, tocábamos en un balcón y allí fue la primera vez que la gente se paró a bailar con nuestra música. Fue maravilloso ver las rutinas cómicas de Toño Soublete “La Chispa”, nos moríamos de risa con su Blues del Autobús.

En el Aguila Descalza el ambiente era algo hippie, muy amables los dueños. Allí tocábamos con un tecladista muy buena onda. Un día llegó un grupo de extranjeros, ingleses, que visitaban la ciudad como parte del festival Tamaulipas, así que pidieron cantar con nosotros y yo me dije pues vamos a tocar algo de sus paisanos: Let it be de los Beatles, pero me sorprendí bastante cuando ellos me pedían la carpeta donde teníamos apuntadas las letras de algunas canciones ¡pues no se sabían la letra de Let it be!. Muchas veces tocamos en el kiosko de la plaza de la Libertad, donde nos entregaban reconocimientos del ayuntamiento en turno. Una vez una tocada por la paz en Chiapas en la peatonal de la Díaz Mirón.


En aquella época también tocamos mucho en Ciudad Madero y en las fiestas de los cuates. Tampico y Madero eran lugares muy tranquilos, con frecuencia andábamos de madrugada con los guitarras y amplificadores por un lado y nunca nos pasó nada malo. Ahora las cosas han cambiado pero el ánimo por tocar rocanrol sigue vigente, es cuestión de encontrar la manera de seguir haciendo un poco de ruido en el centro de Tampico.   

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