Bares, cantinas y fatigas del bicentenario.



En el 2023 la vida regresa 100% a la normalidad, no importan los cubrebocas, los estornudos, la sana distancia y convivencia, lo fundamental es la libertad de circular por todos lados. Incluso por los bares y cantinas. 


En el año del bicentenario tampiqueño comenzaré por mi zona. El Guante Blanco sigue adelante con la botana de caldo y ceviche, muy agradable y cada vez más amplio. En la calle Canseco casi llegando a la laguna del Carpintero está el Saturno, donde dan caldito de jaiba y posee un genuino aire de cantina de barrio. El Polo Sur reabrió en el 2022 y es una buena opción a una cuadra del Centro de Salud. Y a media cuadra de la Cruz Roja, el Club de Hombres de Negocios no ha vuelto a abrir.


A un costado de la Plaza de Armas el bar Cosmopolitan fue de los primeros que reanudaron actividades en cuanto lo dispuso la autoridad. En su interior pintaron una serie de murales con motivos portuarios y dan botana de guisos y sopas como de lentejas, muy rico. Un día me metí al Abulón Dorado (Héroes del Cañonero) y fue como penetrar a un refugio antiaéreo, muy agradable e ideal para desconectarse del mundo tal y como lo conocemos. El Vapor sigue viento en popa, con sus alegres parroquianos y coloridos murales. A las Tablitas ya no me he metido, tengo curiosidad por saber a qué precio tienen la cheve pues había excelente promoción de precios. En el Varadero (Aduana y Tamaulipas) paso muy seguido por ahí, pero por angas o mangas no he entrado a saborear su botana, que a veces anuncian con una tiza en el muro de la entrada. Tampoco sé por qué no me decido a entrar al bar Madrid, en contra esquina del casino Moctezuma.


El bar El Puerto sigue activo, y en el Salón Madrid espero pronto volver para saborear su riquísimo caldo de caiba. Tristemente la Tapatía permanece con las puertas cerradas, así como el Ocho Puertas Mérida (me cautivaba el interior de este bar). Y uno de mis bares favoritos y que recomiendo con gusto es el Bar Avenida, con precios bajos en la cheve y en los platillos de la carta (Díaz Mirón y Aquiles Serdán). Por cierto hoy me metí a la Copa de Oro en la calle Altamira, y realmente se esforzaron en su remodelación, muchos cuadros con imágenes del Tampico antiguo y una carta muy atractiva (el caldito de botana es una delicia). Y el bar Tampico en la calle César López de Lara continúa cerrado. 


¿Qué otros bares hay en el centro? Muchos, pero pues yo comento de mis experiencias. A ver, en el Gambrinus les aseguro que tienen promoción permanente en caguama Indio. A un costado del canal de La Cortadura funcionaba el restaurante bar Doña Mague, pero que ya no está activo. La Sevillana en la Plaza de la Libertad sigue con normalidad. En la zona de los mercados, tomando como epicentro la plaza del Mariachi o Triángulo hay variedad de locales, pero no me he metido, quizá porque cuando paso por esos rumbos voy cargado de bolsas de mandado. 


Tiene mucho encanto disfrutar unas cervezas en la peatonal Díaz Mirón a un costado de la plaza de Armas, ya sea en la cafetería Degas, hotel Hotsson o en el Inglaterra. Y ya picados en la azotea o último piso del Mision Expres (atrás de Sears) con una bellísima vista. Y ni hablar de la pequeña Nueva Orléans, una verdadera máquina del tiempo, donde por cierto estrenaron un bar secreto (chequen el dato en su face). Casi me olvido del bar El Delfín, es una simpática construcción de madera casi frente a la rueda de la fortuna de la laguna del Carpintero, el lugar es muy acogedor, buena carta de mariscos, pero el caldo es ooootra cosa. 


Se supone que en Tampico activaron el proyecto turístico de la Ruta de las Cantinas o algo así, es una buena idea, ojalá le metan entusiasmo a eso. Antes de despedirme quiero decir que tengo el propósito de este año entrar por primera vez al bar del Casino Tampiqueño y pedir unas jaibas rellenas. El rollo es que solo permiten el acceso acompañado de un socio; si alguien es socio avíseme y yo pago la cuenta, solo por la maldita curiosidad de meterme allí. 


A veces lo bonito de estar en un bar es ese momento en que hacemos una pausa, de pronto todo se detiene, y no me refiero a estar borracho, sino a estar a gusto; y sin darnos cuenta liberarnos y dejar fluir todo lo bueno o malo. Y si estamos con un cuate o cuata que nos acompañe en esa especie de viaje, pues mucho mejor. Feliz 2023 y si conocen otro bar del centro cuéntenme, please. 


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